Los smartphone que nos hacen ser menos smart
Te despiertas, miras el móvil. Vas al baño, miras el móvil. Miras la tele, miras el móvil. Estás cenando con amigos, miras el móvil. Caminas por la calle, miras el móvil. Te das con una farola, o con un extraño. Lo sacas para ver qué hora es, te distraes con un whatsapp o con una notificación de Instagram, tienes un like, lo guardas, lo vuelves a sacar inmediatamente porque te das cuenta de que, en realidad, no te has fijado en la puñetera hora. Desde que nació hace ya más de 10 años de la mano de Apple y Steve Jobs, el smartphone ha pasado de ser una herramienta, o un complemento, a ser prácticamente una extensión de nuestro cuerpo.
Según algunos estudios, miramos nuestro móvil entre 85 y 150 veces al día y los españoles pasamos más de dos horas diarias navegando por Internet. Estos datos sitúan a España en el honroso 5º puesto de países más adictos al móvil.
Pero si te paras a pensarlo, ¿cuántas de esas veces que consultas el smartphone lo haces por algo realmente importante? En serio, piénsalo un momento, que yo espero. O mejor aún, cuéntalas porqué seguramente te sorprendas y te des cuenta de todo lo que te estás pendiendo, tal y como señalan en esta campaña de concienciación lanzada por Orange (sí, una compañía que vende teléfonos).
Es cierto que el teléfono móvil se ha convertido en una herramienta muy útil, sobre todo para los que trabajamos en marketing y comunicación, y desde que tenemos Internet en el bolsillo cosas como pedir una pizza, consultar un mapa o contestar un mail son extremadamente sencillas y cotidianas. Pero no debemos perder la perspectiva. Seamos conscientes de lo provoca el hecho de estar conectados 24 horas al día.
Y si estás leyendo esto desde tu teléfono en un sitio público, te propongo un reto. Levanta la mirada y observa. ¿Cuánta gente ves con la cabeza agachada?