Las series cambian… y mucho
La forma de consumir los medios condiciona la forma y el contenido de estos. Es una premisa más vieja que el hilo negro. Vamos, que se ha sabido desde siempre. Pero en los últimos años, estábamos estancados en cuanto a formato y contenido. La todopoderosa televisión mandaba e imponía su criterio. No había novedades. Alguna moda pasajera, y poco más.
La TV ya no manda. El Rey ha muerto. Ahora manda Internet. Viva el Rey
La realidad ha cambiado radicalmente. La televisión, algo impensable, está perdiendo su influencia como soporte y ya no manda en el panorama mediático. El rey ha muerto. Ahora quien manda es Internet. Viva el rey.
Pero internet no es un soporte en sí mismo. Es un vehículo. Que nos ha permitido redefinir casi por completo muchos aspectos de nuestra vida. Por supuesto, las comunicaciones. También el trabajo y la forma de trabajar. Y desde luego, el ocio. El ocio portátil, y el ocio en general. En el caso de los contenidos, ahora le toca el turno a la ficción audiovisual (a través de plataformas digital como Netflix o HBO, o Apple TV+). La televisión a la carta, de la que tanto oíamos hablar hace 20 años, hoy es una realidad. Y eso hace que el cine pierda adeptos frente a las series de TV, que se llevan los grandes presupuestos y, cada vez más, a las superestrellas de Hollywood.
Otro aspecto interesante de Internet es que nos ha permitido redefinir el concepto de verdad (¿Recuerdan la “posverdad”?) dándonos acceso a tal cantidad de información que se hace realmente difícil saber qué es verdad y qué no. Nos ha vuelto, en definitiva, más crédulos e ignorantes. Esto ha modificado (y mucho) la ficción.
El nuevo maná, la nueva panacea, es el WIFI.
Pero Internet también nos ha permitido la ubicuidad. Podemos acceder desde cualquier punto. Hoy en día cualquier dispositivo móvil nos permite entrar en internet. Pocos sitios quedan ya sin cobertura de datos. Y muchos, además, con WIFI gratis. ¡Es lo primero que buscamos en un bar o un restaurante nada más sentarnos a tomar algo! ¿Qué sería de una sala de espera sin un teléfono móvil? Hasta ahora, esos momentos de espera los llenábamos con lectura, juegos, redes sociales… Ahora también con series de TV.
Ver todo ese contenido a través del dispositivo móvil también va a cambiar la forma de hacer series. Porque se calcula que el tiempo medio de espera es de unos 10-12 minutos. ¿Se imaginan ustedes viendo las tres horas y media de Ben Hur en una pantalla de móvil, parando cada 12 minutos? ¡Qué dolor de cuello!
Pues no, para eso están modificándose los formatos. Y ya tenemos en la parrilla series con capítulos muy breves: 10-12 minutos a lo sumo. ¿Por qué? Porque nos permite ver un episodio entero en un rato de autobús. En un Break del trabajo. Mientras nos cortan el pelo…
Por primera vez, la publicidad no manda
Todos los que se han dedicado alguna vez a la ficción audiovisual saben que ésta se escribe y se produce respetando las pausas necesarias para la publicidad. Observen un capítulo de FRIENDS, por poner un ejemplo… Encontrarán esas pausas. Incluso si lo ven en cualquier plataforma digital, aunque no haya publicidad, notarán que la historia se detiene durante un segundo o dos. Suficiente para que la cadena hiciera su pausa y pusiera sus anuncios.
Pero esto ha cambiado. El consumidor ya no quiere que se interrumpa su visionado para poner nuestros anuncios. Así que ahora hay que buscarse la vida para llegar a la audiencia. Y se fomentan formatos publicitarios como el product placement o el patrocinio, que no afectan al contenido ni a la narrativa.
Las series con microepisodios están ya ahí, pero otro de los implicados en este mundo, los creadores, tienden hacia todo lo contrario. Ya que no estamos constreñidos por los tiempos de la TV, los capítulos empiezan a tener duraciones diferentes. Por regla general, más largas. Quieren contar sus historias mucho más y mucho mejor.
Sea cual sea el futuro, lo que está claro, es que esta vez (aunque solo sea ésta) la audiencia sale ganando.