El Expediente Santa Mónica
Puede que tengamos muchas cosas en común, pero a la hora de la verdad nos encanta enfrentarnos. Y en publicidad, son épicas las competición entre distintas marcas por un mismo segmento. ¿Hasta dónde llegar?
El posicionamiento es vital y alcanzar el TOP OF MIND diferencia llegar al éxito de no hacerlo. La competencia es muy fiera. No dudamos de nuestro producto, sabemos que es bueno, es más, el mejor. Pero el rival también juega. Y piensa lo mismo.
Las guerras publicitarias son normales y además, para nosotros, son divertidas. La que montaron BMW y Audi fue histórica. Atentos al expediente Santa Monica: la liaron parda. Todo comenzó con algo tan inocente (o no tanto) como una valla publicitaria donde se hacía alusión al ajedrez como símil de las banderas de meta de las competiciones de motor. Lo que fue una maniobra publicitaria tuvo respuesta y comenzó a crear un diálogo entre las dos marcas que no hizo más que echar leña al fuego y ganar notoriedad.
Las afinidades en comunicación pueden ser una buena herramienta. Pero nunca está de más conseguir polarizar una situación así, para que el público se posicione. Seamos realistas: no podemos aspirar a un catch all purpose, hay que ganar la cuota a la que realmente podemos aspirar.
Mientras BMW y Audi se pican por un público que es bastante homogéneo y podría elegir un producto similar; más allá de que resulte cómico o épico, se crea una situación que aprovechan otras marcas.
Subaru entra en el juego y utiliza la ingeniería como selling proposition, y no fue mala maniobra. Aprovechó la notoriedad que adquirió el conflicto entre las alemanas para promocionar el modelo estrella de la casa de automóviles asiática. Una vez más, el lugar adecuado en el momento adecuado; posicionamiento. También Mercedes Benz, ¿cómo no? aprovechó para meter baza. Las ocasiones así no se desperdician.
¿Habrían llevado a cabo este cruce de campañas Audi y BMW si hubieran sabido que harían ganar notoriedad a algunos de sus competidores? Cuidado con lo que deseamos en publicidad… porque al final de todo este jaleo, llega Bentley:
Nadie puede negar que estas «batallas» publicitarias generan mucha notoriedad y grandes momentos para el público. Los enfrentamientos de Pepsi y Cocacola nos han dado grandes piezas publicitarias. Pero la auténtica conclusión es que ganamos más reforzando nuestra propia marca y ofreciendo un producto de calidad que entrando en juegos de notoriedad cortoplacistas en los que podemos salir trasquilados. Y sobre todo, no pensemos en la competencia como una amenaza. Hagamos una estrategia sólida que convierta a nuestro público afín en nuestro mejor escudo y nuestro mejor garante.