Consultorías: el nuevo oráculo
Es un negocio que mueve 125.000 millones al año. No es ninguna tontería. Y es tan antiguo como la humanidad. Desde siempre hemos tenido mentores, personas que dan su consejo experto a otros para que consigan un objetivo. A nivel particular podemos hablar de Mentoring o Coaching, pero a grandes niveles (y el gobierno de UK se gastó el año pasado 2.000 millones en Consultorías) se complica de forma exponencial.El principio es sencillo, según su creador J.Mackinsey: establecer dónde estamos, dónde queremos estar y buscar alguien experto que nos diga cómo vamos a llegar hasta ahí. Dicho así parece fácil. Pero pongamos un caso concreto: una empresa A de 600 trabajadores que absorbe una empresa B de 350 trabajadores. ¿Cómo gestionamos esto? ¿Cómo lo dirigimos? ¿Cómo lo integramos? ¿Cómo reorientamos las dos empresas para que sean una? ¿Cómo lo vendemos? ¿Qué hacemos con las marcas?
Otro ejemplo. Hasta ahora fabricamos latas para conservas. Pero el mercado cambia y queremos fabricar Tetrabrick. ¿Cómo nos adaptamos? ¿Cómo hacemos la transformación? ¿Cómo afecta a mi equipo? ¿Y a los clientes? ¿Cómo enfoco mi comunicación?
Hay infinitos casos, combinaciones y posibilidades. Pero todos tienen dos cosas en común: Una meta a conseguir y un equipo de profesionales que nos asesoran para conseguirlo.
Los consultores tienen mala fama, eso es cierto. Se les acusa de utilizar un lenguaje demasiado estrambótico para acabar diciendo obviedades, o a veces, nada de nada, siempre a cambio de unos honorarios exorbitantes. Esto responde más a un estereotipo que a la realidad, sin duda. Pero algunos casos sonados (el de Arthur Andersen es un clásico, aunque por otros motivos) han hecho bastante daño a la profesión. Obviamente, en todos lados cuecen habas.
Pero hay una cosa que no falla: Si lleva tantos años ahí, por algo será. Es innegable que una consultoría bien hecha, funciona. Y funciona muy bien. Es una herramienta asombrosamente útil para afrontar situaciones delicadas que cualquier empresa pasa, sí o sí, durante su vida. A veces, incluso, en el proceso de formación de la misma empresa.
Los cuatro grandes, Deloitte, PwC, Ernst & Young y KPMG copan el mercado. Pero existen consultoras de tamaños medianos y pequeños perfectamente capacitadas. Porque tampoco todos somos Coca-Cola, ni tenemos sus requisitos. Es cuestión de buscar en función de la necesidad (consultoría contable, legal, tecnológica, de gestión, logística, etc…).
Ponerse en manos de una consultora puede darnos una visión diferente del problema, y desde luego, un camino para la solución. Y ésta es la clave de una buena gestión. Pocos gestores sabe siempre todo lo que tienen que hacer. Pedir consejo al oráculo no es malo. Al contrario. Es de sabios reconocer las limitaciones.