Neurociencia: la herramienta perfecta
La neurociencia estudia el sistema nervioso y todos sus aspectos, y es una de las herramientas más poderosas para despertar nuestro potencial. Si hablamos de neuroprogramación, nos puede sonar a película de ciencia ficción y a manipulación mental malintencionada. Pero el tema va mucho más allá.
Se trata de educar a nuestro propio cerebro. A menudo escuchamos frases como “a mi edad, ya no puedo cambiar” o “ahora ya no es posible cambiar mi forma de pensar”. Nada más lejos de la realidad. Está científicamente probado que, durante toda nuestra vida, el cerebro puede ser estimulado y condicionado de mil formas.
¿Eliminar emociones negativas? ¿Lograr nuestros objetivos? ¿Mejorar los resultados? ¿Superar miedos? Todo eso es posible a través de la neuroprogramación.
Y sí. Por supuesto. Lograr que escojamos un producto por encima de otro. Que compremos una marca. Que olvidemos otra. Que nos guste algo que antes no nos gustaba… también es neuroprogramación.
No es un lavado de cerebro. Es una acción voluntaria. Tenemos que querer ese cambio para realizarlo.
¿Cómo se “programa” un cerebro?
- Mediante condicionamiento. El método de Pavlov es un claro ejemplo de condicionante. Si enseñas a un perro que todos los días, antes de comer, suena una campana, con el tiempo, el perro empezará a salivar en cuanto oiga la campana. Antes, incluso de ver la comida. Es como el sonido que hace una lata de refresco al abrirse.
- Mediante dopaje natural. Más conocida como “recompensa”. Si sabemos el premio que hay al acabar la tarea asignada, ésta se hace más fácil. Es como si estuviéramos, literalmente, dopados por el premio final. En términos publicitarios, un ejemplo clásico: si usamos determinado perfume, nuestra imagen será infinitamente más sexi.
- Modificar o eliminar los frenos. Si atacamos de frente a eso que nos hace dudar, y nos demostramos que no son en realidad freno alguno, desaparece la dificultad y el objetivo está más cerca, es más asequible. Es como saber que el destino está más cerca de lo que pensábamos. El camino se hace más fácil, ¿no? En marketing es igual. Si pensamos que el freno es el precio, mostremos que no es tan caro como nos pensamos.
- Fomentar la positividad. El ser humano tiende, con la edad, a ser más negativo. A colocarse, siempre, en el peor de los escenarios. Si mostramos que hay posibilidades reales de que salga bien (por lo menos tantas como de que salga mal, cuando no más), el escenario cambia completamente. ¿Por que, si no, la publicidad es siempre tan aspiracional?
- El lenguaje es la herramienta perfecta. Y no solo por lo que dices, si no por cómo lo dices. No es lo mismo decir «voy a intentarlo» que decir «voy a hacerlo». La publicidad es una auténtica maestra en la utilización de un lenguaje capacitador, constructivo y positivo.
- Levantar el pie del acelerador es una técnica que se usa menos, seguramente por desconocimiento. De vez en cuando es necesario dejar descansar el cerebro y no apretarlo para funcionar. En términos publicitarios, sustituir las campañas agresivas por otras más simpáticas. Aquellas que no dicen tan agresivamente «compre, compre…» pero que construyen puentes con la marca.
La neuroprogramación utiliza técnicas que pueden ser muy útiles para mejorar como personas, como profesionales… para conseguir metas, o superar baches personales. Psicólogos y Coachers saber mucho de esto.
Pero también es una herramienta de marketing. Y no solo en la publicidad. Desde muy pequeños aprendemos a «vender» nuestros deseos a nuestros padres y amigos. La publicidad es, al fin y al cabo, un reflejo de nosotros mismos..