El fin de la TV
Los términos están cambiando. Es difícil no darse cuenta. Mientras la TV pierde audiencia a pasos agigantados, es cada vez más difícil introducir publicidad en ella. Algo que, ya de por sí, no está al alcance de todas las marcas.
La realización de un spot es (sin necesidad de crear una gran superproducción) cuando menos, cara. Las inserciones, mediante agencia de medios o directamente contratada es, a todas luces, prohibitiva.
Además, los canales de televisión están empezando a priorizar horarios de baja publicidad. O incluso pequeños pausas de un solo anuncio. El público está quemado de películas y programas que se interrumpen durante 10-15 minutos para anuncios. Es más, el público está dispuesto a pagar por plataformas sin publicidad.
Los nuevos soportes de difusión, tipo Netflix, HBO, Apple+, etc… ya no admiten ningún tipo de contenido comercial más allá del que la propia serie que emitan introduzca a modo de product placement.
Las posibilidades se están limitando cada vez más. La presencia en radio o en salas de cine es residual. La publicidad exterior tiene muchos más limitados los impactos, pero apenas crece…
No es extraño que el gremio (en términos muy genéricos) esté buscando nuevas fórmulas para ganar el terreno que pierde. Y ese nuevo mercado se llama internet. Se prevé que en 2021 internet absorba más del 50% de la inversión publicitaria mundial. Y la televisión, tradicionalmente la reina) apenas sobrepase el 25%.
Desde su popularización, a finales de los 80 (y no ha pasado tanto tiempo), se ha convertido en el soporte por excelencia. Si nos paramos a pensar un minuto, es increíble la parte de nuestra vida que gira entorno a la red. Y su influencia sigue creciendo.
Cada vez son más los soportes y las formas en que la publicidad llega a nosotros a través de una red de datos (WIFI o 3G/4G/5G). Desde los primeros banners, la publicidad en buscadores, hasta los videos, inserciones, influencers, publicidad en juegos, etc…
No hay un límite claro. Y, aunque ya se comienza a poner coto a los desmanes de muchos (es el gran inconveniente de un soporte con pocos límites), aún queda mucho espacio para anunciarse. Y además a un precio relativamente accesible. Las grandes posibilidades de segmentación y repetición lo convierten en un medio ideal para la publicidad mucho más dirigida. Y para que accedan, y aquí está lo realmente interesante, marcas que hasta ahora no podían ni pensar en hacer publicidad.
Y, lo mejor, queda aún horizonte suficiente para crear nuevas formas de publicitarse que están por venir aún. Sin lugar a duda, de todos los medios disponibles, es el que va a marcar el futuro.