Dirigir no es mandar
A no ser que trabajes en una gran empresa multinacional donde los títulos y las competencias están muy bien definidas, y donde se aceptan esos cargos intermedios más políticos cuyo objetivo es compensar favores o hacer tiempo hasta un final diferente, lo más probable es que estés en una empresa donde, dentro de su área, todo el mundo haga un poco de todo.
Es el nuevo perfil profesional en la empresa, que viene funcionando en los últimos años. “Tengo un puesto, tengo un cargo, pero siempre vamos un poco más allá en nuestras obligaciones”. En el punto de mira está cumplir una meta, llegar a un objetivo. Y ya no existen delimitaciones en el puesto que ocupamos, pudiendo salirnos del cuadro para ayudar, complementar el trabajo de otro, o aportar nuevos puntos de vista a otras partes del proyecto.
Se llama trabajo colaborativo. Todos somos directores en pequeña escala. Y es que la figura del jefe de antes, el que “está por encima de las cosas”, el que “no sabe hacerlo todo, sino que se rodea de quien sí sabe hacer”, el que “no se relaciona con sus trabajadores, por si un día los tiene que despedir” es una figura en declive, perteneciente ya a otro tipo de estructura anclada en el pasado más rancio.
Ya nadie quiere jefes. Ahora se buscan líderes. Aquí tienes cinco claves básicas para un buen liderazgo en la empresa:
- INTEGRACIÓN DEL EQUIPO – Si puedes elegir el equipo, hazlo conforme a tu visión del trabajo. Si no puedes elegirlo, establece vínculos con ellos. Comunícate. Conócelos. Tu deber es apoyarlos para que den lo mejor.
- COMUNICACIÓN CONTÍNUA – Eres tú quien tiene que tener la visión del proyecto, y quien tiene que establecer los objetivos y los caminos a seguir de forma clara y precisa. Y no solo al principio. Establece puentes continuos con todos los compañeros. Aporta algo a su trabajo.
- IDENTIFICACIÓN DE OBSTÁCULOS – Y no solo hay que encontrarlos, hay que solucionarlos. Rara vez se solucionan solos, y desde luego, no es el trabajo de otros arreglarlo. No lo delegues, no es algo del equipo. Es tuyo.
- VALORACIÓN POSITIVA – Todo tiene su lado bueno. Incluso del fracaso se aprende. Aquí no vale ser “realista” (y, desde luego, “negativo” tampoco). Hay que ser siempre positivo. Si tu no crees en lo que haces, difícilmente vas a liderar a nadie.
- DISTRIBUYE EL CRÉDITO – El reconocimiento del esfuerzo es casi obligatorio, sobretodo, cuando está por encima de lo estrictamente necesario. Y cuando se llega a los objetivos (sean grandes o pequeños), hay que celebrarlo. Y premiarlo.
Las empresas buscan cada vez más perfiles de los de “lo que no se sabe, se aprende y no se delega”. Perfiles que buscan arreglar problemas, no parchearlos. La realidad ha cambiado, y las empresas también. Ya nadie quiere cargos que frente a un problema señalan a los que tienen por debajo, si no a los que buscan soluciones.