Cinco tipos de clientes tóxicos
Igual que hay personas tóxicas a las que es mejor tener lejos, también hay en este negocio 5 perfiles de clientes tóxicos que practican técnicas un tanto turbias y a los que es mejor detectar pronto y mantener lejos. Veamos:
1.- El del proyecto infinito
Es aquél que te convoca a una reunión, te explica un problema y te pida una propuesta de solución. Inviertes X tiempo en desarrollarla y se la presentas. Y luego comienza un interminable turno de llamadas, segundas reuniones, cambio de briefing, cambio de propuesta, vuelta a proyecto original, nuevas reuniones….
Cuando quieres darte cuenta llevas meses con un proyecto que no se ha materializado en nada de nada. Y has invertido un número de horas que, por supuesto, no se pagan porque el proyecto no ha salido. Has hecho una consultoría gratis.
2.- El que no tiene poder
Éste es un clásico. Dice que tiene claro lo que quiere, pero nunca se decide. Necesita ver más. Nada le convence. Todo son propuestas. Un número realmente salvaje. La verdad es que, al final, quien decide es otra persona. Tu interlocutor no tiene poder alguno.
Por regla general responde a estructuras donde habitan uno de estos dos problemas: 1.- Que deciden demasiadas personas. 2.- Quien decide no tiene idea de lo que está haciendo y necesita tener muchas opciones por miedo a dejarse algo.
Es un cliente que te hará dar mil vueltas. Y lo justificará como algo normal. Es normal tener opciones suficientes. Asegúrate de que todo ese trabajo se pague.
3.- El que todo le parece caro
Uno de los más peligrosos. Pretende decirte cuánto debes cobrar por tu trabajo y de qué forma. Éste es el típico que menosprecia el trabajo de los demás. Quiere hacerlo contigo, porque le gusta tu forma de trabajar y el resultado, pero no a ese precio. Te dorará la píldora para llevarte a su terreno y luego se permitirá el lujo de decidir el precio por ti.
Ten siempre en cuenta una cosa: Hacer una rebaja en un presupuesto no es grave. Todo el mundo lo hace. Pero cuidado: no hay que hacerlo siempre, porque se pueden acostumbrar. Y desde luego, hacer una rebaja no significa hacer el trabajo a mitad de precio.
4.-El que no respeta el tiempo
De estos hay muchos. Siempre tiene prisa. Todo es para ya. Lo siente mucho, pero no hay demasiado tiempo para desarrollar el trabajo. Lo necesita en X días como mucho. Todo es urgente. (Y suele aparecer siempre la coletilla “es que en esta empresa trabajamos así”). Irónicamente, cuando tu envías un trabajo que has hecho corriendo y de noche, ellos necesitan una semana o dos para revisarlo y hacer cambios o aprobarlo.
Son clientes que utilizan tu rapidez para colgarse la medalla ellos. No respetan los tiempos de trabajo ni entienden la dificultad del proyecto. Para ellos, tu trabajo se hace siempre en 10 minutos. Y ¡cuidado! ese mismo desprecio acaba siempre traspasándose al precio.
5.-El moroso
Es un cliente que no tiene fin a la hora de pedir. Cuando empieza a ver resultados pide más, porque le encanta. Machaca a preguntas, cambios, correcciones, añadidos… pero cuando llega la hora de pagar resulta que “no se ha dado cuenta” de que la factura subiría tanto. Que, claro, habría que hacerle una rebaja por volumen. Que, por favor, se lo puedes facturar el mes que viene, que espera una entrada de dinero en caja…
Y de repente, ya no llama tan seguido. Ya no hay tantos mails. Ya está terriblemente ocupado para ponerse al teléfono. Tranquilo, que lo pagaremos. Siempre pagamos. Y empiezan los nervios y la tensión. Y pagan, finalmente, pero tarde y mal.
Son cinco perfiles que seguramente te sonarán, tanto si estás aún lado de la barrera como al otro. Prácticas que se hacen tristemente comunes en la profesión. Y que si las analizas fuera de la profesión, es fácil darse cuenta de lo ridículas que son.
La buena noticia es que cada vez, se planta cara a estos pequeños grandes abusos. Y que todos aprendemos a decir una y no más.
O directamente NO.