Una letra que vale millones
Under Armour presenta esta temporada la sexta zapatilla diseñada especialmente para su gran icono NBA, Stephen Curry. La relación, satisfactoria para ambas partes, no pasa de ser una concatenación de circunstancias que pudieran resultar incluso irrisorias.
Y es que todo empezó con un error. Situémonos. El jugador debe renovar con la anterior marca de deportes que le patrocinaba. En el contrato que se presentó al jugador, había una errata en su nombre. No supieron escribirlo bien. En lugar de Stephan, por todos lados aparecía Stephon. Y no es un error tipográfico, en Estados Unidos existe el nombre Stephon. ¡Qué sensación debió dar al jugador, que no supieran ni su nombre! (¿te imaginas presentar un contrato a Julia Iglesias, en lugar de Julio? ¿O a Roja Degás, lugar de Rosa?).
¿Resultado? El jugador, cabreado, abandona la mesa de negociaciones. Y se busca otra marca. Y ahí aparece Under Armour. Un error pequeño, pero tan importante, que significó la pérdida del patrocinado.
Ninguno estamos exentos de cometer errores. Nos relacionamos con nuestro público de muchas formas y, precisamente a causa de esta cantidad y variedad de comunicaciones, pueden surgir malentendidos. Pero la capacidad de solucionarlos es una de las cosas que son imprescindibles en nuestro sector. El problema es cuando no le damos a la situación el valor que realmente tiene o, simplemente, no sabemos reaccionar. Ese fue el caso con el jugador de Basket y su primera marca de Deporte. Ni tan siquiera se disculparon,
Podemos no haber considerado importante un pequeño detalle (restar importancia a un error es una táctica muy común para intentar minimizar el fallo), pero si la otra parte sí lo ha tenido en cuenta como algo de valor capital, o nos ponemos en su lugar y reconocemos nuestro error, o se nos puede ir el negocio al limbo. Y, madre mía, qué negocio. Hablamos de un binomio que lleva camino de ser uno de los más rentables de las grandes ligas estadounidenses.
Hay que poner especial atención, pues vivimos en un sector con una competencia brutal, que maneja unas cifras que marean a cualquiera. A camarón que se duerme, la corriente se lo lleva.
Under Armour es una firma de ropa deportiva que nació con la gran vocación de hacerse con un trozo del pastel muy jugoso, tenía problemas para entrar en la NBA de manera sólida y se les apareció la Virgen.
¿Y todo por qué? ¿Por un error de grafía? No. La razón es que el jugador no obtuvo una disculpa por parte de la anterior marca que le patrocinaba. Un descuido, un no medir bien el valor que el jugador le daba a sentirse arropado sabiendo que iba a ser una figura importante de la liga o un ataque de soberbia de una Dirección de Marketing incapaz de reconocer que habían patinado. ¿Quién sabe?
Haríamos bien en recordarlo siempre, nos dedicamos a comunicar. La comunicación es la ciencia que rige las relaciones entre las personas y si los profesionales somos nosotros, somos quienes tenemos la obligación de tener la sensibilidad y el know how de evaluar la situación para no realizar este tipo de cagadas estrepitosas.
No sabemos si rodaron cabezas, suponemos que con el tiempo sí. Pero por favor, de esta no le echen la culpa al becario.