¿Hacemos un brainstorming?
Lo primero de todo es diferenciar términos. No todas las reuniones donde se dan ideas son un brainstroming. Tendemos a bautizar así todas las reuniones creativas, pero esta técnica, que data de 1939, tiene unas reglas muy específicas.
Hay que saber que la tormenta de ideas no está destinada a encontrar la solución de un problema. Si no a abrir diferentes caminos, cuando los más evidentes no son útiles. Es una técnica que durante los años ha ido cayendo en desuso, pues hay estudios que ponen en entredicho su utilidad.
Aún así, se sigue utilizando, y mucho.
El brainstorming tiene 3 reglas básicas ineludibles:
1.- Libertad de pensamiento. Es decir, que las ideas que se lancen no tienen por qué ser coherentes, lógicas, aplicables, factibles, etc… Se trata de lanzar ideas. Muchas ideas. De hecho, hay que fomentar la presencia de ideas locas, porque eso nos permite romper barreras de pensamiento e ir más allá en nuestros razonamientos.
2.- Eliminación del juicio. Nadie, repito, nadie, debe dedicarse a juzgar las ideas de los demás. No debe haber ningún tipo de crítica a las propuestas, porque eso frena el proceso creativo y detiene (aunque sea inconscientemente) el brainstorming. Ha de conseguirse un ambiente de total libertad de pensamiento.
3.- Combinación de ideas. El auténtico resultado de esta técnica surge en el momento de combinar las ideas que surgen. Aquello que para unos es absurdo, para otros es un camino hacia una idea mejor. De una propuesta completamente loca, seguro que se puede sacar alguna parte muy útil para construir una solución viable.
Todos los brainstorming necesitan de una persona que ejerza de guía. Esto es, que oriente la reunión definiendo claramente el objetivo. Esta persona debe hacer un gran esfuerzo de concreción para enfocar los resultados hacia algo muy puntual y no sobre preguntas y reflexiones demasiado abiertas. Además, debe evitar que el objeto del brainstorming se vaya diluyendo o desviando hacia otro punto.
¿Cuáles son los pasos a seguir para hacer una buena sesión de brainstorming?
Primero, definir bien el objeto a discutir. ¿Se trata de buscar ideas creativas para el desarrollo de un producto? ¿Se trata de crear una campaña de marketing? ¿Se trata de encontrar la vía de solución a una crisis? Sea cual sea, hay que definir bien un briefing de reunión. Hay que acotar esa pregunta. Y el guía debe tener, además, suficiente información como para responder posibles dudas de los participantes.
Segundo, reunir un grupo suficientemente representativo. No se trata de cantidad, si no de calidad. Cuanto más variado sea, mejor. Es aconsejable que haya representación de todos los departamentos implicados en la resolución de ese objetivo. Pero cuidado: nada de convidados de piedra. Si estás, has de participar activamente. Sí o sí. Hay que crear un ambiente relajado. Es ahí cuando surge la creatividad.
Tercero. Apuntar todas las ideas e ir dirigiendo la reunión. Llega un momento en que la creatividad se detiene. Y cuesta más generar nuevas ideas. Ahí es conveniente recuperar las más interesantes de las que se han dicho, y trabajar sobre ésas. Seguro que cada uno tiene una interpretación diferente y personal de esa idea. O una posible combinación con otra para crear algo mejor.
Finalmente, pon un tiempo límite. Las reuniones demasiado largas no son beneficiosas. Se hacen pesadas y pueden acabar generando rechazo sobre el problema. Si no han salido buenas ideas a la primera, se pueden plantear más reuniones. Con nueva información o nuevos integrantes.
Recuerda que el objetivo de la reunión no es salir con una campaña hecha bajo el brazo. O con un producto o servicio desarrollado. O con la solución y su aplicación lista para usar. El objetivo es tener ideas factibles para que el equipo correspondiente las desarrolle. El objetivo es definir caminos.
Eso es lo que realmente tiene valor.