La mayor campaña de Marketing de Contenidos
Si tienes algunos años (tampoco demasiados) seguro que recordarás o te sonará haber oído algo sobre Elena Francis. Se trataba de un personaje ficticio, creado por el Instituto de Belleza Francis, creado por la familia Fradera de Barcelona, para vender sus productos. Elena Francis tenía un consultorio radiofónico para mujeres que se emitió durante 37 años.
Los temas que se trataban eran muy variados. Costumbres, sentimientos, relaciones, estructura familiar y social, etc… Pero también cuidado del cuerpo, belleza, cosmética… Es decir, todo aquello que ayudaba a la marca a vender.
Las oyentes escribían cartas con sus dudas y preguntas y Elena Francis las respondía en el programa. Tal fue la repercusión del espacio que se convirtió en uno de los mitos radiofónicos de la historia del país. Al ser un personaje ficticio, la voz era la de locutoras expertas (Maria Garriga, Maruja Fernández… hasta 7 locutoras). Las respuestas se preparaban por un equipo de guionistas.
Más allá del contenido de las respuestas, que hay que enmarcar dentro del contexto histórico que se vivía en la época (muchas respuestas hoy nos parecerían auténticas atrocidades…), desde el punto de vista del márketing, seguramente estamos ante el primer caso (y seguramente el de más éxito) de campaña de marketing de contenidos. Eso que parece que hemos inventado hace dos días con las redes sociales.
Es un ejemplo de libro de lo que debería ser una campaña de marketing de contenidos.
1.- Genera una red extensa y en crecimiento de clientes y clientes potenciales.
2.- Aporta contenidos relevantes y valiosos para el público, educándolo en el consumo de la marca.
3.- Atrae, involucra, hace partícipe al target, enganchándolo para reincidir en la campaña.
4.- Crea una percepción positiva de la marca (brand awareness) y, por lo tanto, susceptible de compra.
5.- Genera ventas a corto y medio plazo. Y valor de marca (brand value) a largo plazo.
En el caso del Consultorio de Elena Francis, el propio desgaste del formato llevó a su fin. La sociedad en que nació (finales de los años 40 y principios de los 50) no tenía ya nada que ver con la sociedad de los 80, cuando ya acabó el programa. Los bajos índices de audiencia junto con la publicación de un libro que desvelaba el mito de que Elena Francis no existía, así como los secretos de cómo se hacía el programa, acabaron con el mito de varias generaciones.
Al margen de las valoraciones éticas, lo cierto es que el Consultorio de Elena Francis fue un experimento social que acabó tomando unas dimensiones impresionantes, y desde luego, una acción de marketing digna de libro de texto.